El uso del chupete como objeto reconfortante en la infancia es una práctica ampliamente extendida en las sociedades civilizadas. La conveniencia de utilizar o no el chupete es una cuestión debatida. Algunos aspectos como su forma, material o el tiempo de empleo son polémicos.
Existen numerosos datos acerca de posibles efectos beneficiosos, pero también una larga lista de procesos que se le han asociado.
Su efecto tranquilizante es el aspecto beneficioso más ampliamente reconocido; la posible relación con una menor incidencia del síndrome de muerte súbita del lactante el más novedoso.
El desarrollo de hipersensibilidad al látex, policaries, úlceras orales traumáticas o alteraciones del sueño son otros posibles riesgos.
La asociación con un menor coeficiente de inteligencia en el adulto es discutida.
Durante los primeros meses de vida de nuestro hijo, el chupete puede llegar a parecernos un objeto indispensable.
Sin embargo, no siempre somos conscientes de que un uso inadecuado del chupete puede llegar a ser perjudicial para el bebé. Se conocen varios efectos negativos que el uso continuado del chupete puede producir en el bebé.
Puede dificultar el inicio de la lactancia materna
Chupar del pecho materno es muy diferente de chupar una tetina de plástico.
En el caso de que el bebé está aprendiendo a mamar, ponerle en la boca otro tipo de boquillas (sea de chupete o de biberones) puede confundirle. Además, cuando mama, el bebé mueve la lengua de modo muy diferente a cuando chupa chupete o toma por boquilla. El llamado síndrome de confusión del pezón pueden producirlo los chupetes, las diferentes tetinas con que a veces se da al bebé de pocos días agua, infusiones o suplementos de leche y las pezoneras de silicona.
Existen muchos modelos y siluetas de tetinas y chupetes. Algunas pretenden ser más o menos anatómicas, pero ninguna es igual que el pecho de la madre.
En general, todas pueden confundir al bebé. Por eso, no se recomienda poner chupetes a los bebés hasta que la lactancia materna esté bien establecida. O sea, cuando el bebé sabe mamar bien y la producción de leche por la madre está bien establecida.
Hay múltiples estudios que demuestran que el empleo de chupetes tiene un efecto negativo sobre la duración de la lactancia materna.
Puede favorecer el desarrollo de infecciones de la boca
La más frecuente es la producida por hongos, conocida como muguett y producida por candida albicans. Esta infección es frecuente en los bebés de pocos meses debido a que apenas tienen saliva, la cual tiene un efecto protector.
Otra clase de infección son las caries. Hace años se acostumbraba untar el chupete en azúcar, miel o leche condensada. En efecto, el bebé se quedaba callado, pero... el resultado eran caries en los dientes de leche, que tenían como consecuencias dificultades para aprender a masticar, flemones y pérdida de algunas piezas dentarias.
Puede favorecer el desarrollo de anomalías dentarias
Los bebés que tienen el chupete puesto mucho tiempo, suelen desarrollar de forma anormal la forma de sus mandíbulas. Por lo general, hace que la arcada superior quede por delante de la inferior. Esto se llama maloclusión que puede ser más o menos intensa.
En algunos bebés los dientes de arriba no encajan con los de abajo, formando una mordida abierta. Esto es más fácil que ocurra si el chupete tiene un eje duro en medio de la tetina.Los bebés que utilizan chupete suelen respirar por la boca en vez de hacerlo por la nariz. Esto favorece el desarrollo de anomalías del paladar, ya que se eleva, fomenta la aparición de deformidades de la cavidad bucal y facilita infecciones de vías respiratorias.
Puede favorecer la aparición de infecciones del oído
Esto se debe a que el bebé respira por la boca y no cierra bien la trompa de Eustaquio al tragar la saliva. Además, es más probable que el bebé que usa chupete esté siendo alimentado con leche artificial, que en ocasiones penetra por ese mismo conducto (sobre todo si le dan de comer acostado).
Y lógicamente si toma biberones, carece del efecto protector de la leche materna.
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